martes, 27 de noviembre de 2012

Cuerdas y olas

Debidamente atada, una sumisa se vuelve un ser de pura percepción. Cada pequeño deslizamiento de las sogas sobre el cuerpo se transforma en una evocación del poder que la guia a su espalda. Cada tirón apenas perceptible en una orden altiva de rumbo y dirección. En un interminable interludio silencioso, solo un ojo experto podría ver la cantidad ingente de palabras y sentimientos que se transmiten por tan delgado hilo. Con solo el ruido del viento y el oleaje de fondo, tengo en las llemas de mis dedos entrega en estado puro, y no queda mas que contemplar tanta belleza en silencio y regocijarse.

Y la playa también es muy bonita ojo...
Sed buenos, o no...

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